Gaspar Poveda no sabe vivir sin su cámara de fotos, es casi casi un aditamento de su persona, de su forma esencial de ser. Gaspar es un enamorado de Orihuela, de esta vieja ciudad monumental, llena de rincones recoletos o de edificios singulares que dejan literalmente boquiabierto al espectador que ama el arte. Gárgolas de extraño porte, que parecen vivas cuando en los días de lluvia escupen el agua de los tejados, santos de piedra limada por los siglos, plazas empedradas donde se oye el silencio...,todo eso y mucho más lo sabe captar genialmente gaspar Poveda con su cámara. La misma estampa a diversas horas del día, bañada por la poesía de la luz del amanecer, del ocaso o de la noche.
El Ayuntamiento con la torre gótica de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina en esta foto, muestra fehaciente de todo lo dicho antes, es una de sus muchas obras. Una maravilla.
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