Dibujo reciente de Federico Chico
Erase una vez... Así comienzan las mejores historias que he podido leer en toda mi escasa y breve vida sobre este pequeño punto del cosmos. Lecturas que han ido creciendo junto a mi mesita de noche, recostado en el sofá, en un banco del parque, subido a un árbol (os lo aseguro), junto a un amigo, en voz alta, acurrucado junto al fuego de una invernal noche a los pies de mi padre y acariciando el suave lomo de un gato tiznado que también desde su sentido de supervivencia recurre al hogar cálido, releyendo lo que me hizo llorar o reir. Y he encontrado un sentido a la corta vida de los seres humanos de breve memoria: vivir varias vidas al mismo tiempo, sumergirme en almas distintas con caracteres diferentes, sensaciones diversas y ser yo y muchos otros al mismo tiempo.
Hoy utilizamos estos medios tecnológicos dicharacheros y rápidos, muy rápidos, y quizás olvidamos que en un rincón de una casa, bajo una lámpara, sentados en un sillón apaciblemente, nos espera una varita mágica capaz de trasladarnos con susurros y leves notas al extásis de leer.
Os espero bajo mi lampara.
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