Un vendedor de alfombras, cuando las que vende son mágicas, es un vendedor de ilusiones. Las alfombras voladoras de los cuentos viajan por los aires, las de la ilusión viajan por el inacabable, inmenso y libérrimo espacio de la imaginación. Pero en definitiva, el que decide iniciar un trayecto ya sea en una o en otra, necesita de la alfombra misteriosamente alada o de la alfombra capaz de elevar sobre ella a la impaciente imaginación.
Ambos tipos de alfombra se venden, desde luego. La de lana y seda mágica en el desconocido país de los Genios de las Lámparas. Las otras, en las librerías de algunos excelentes libreros comprometidos con la difusión del goce inconmesurable de descubrir la lectura y engancharse definitivamente a ella, porque las alfombras en que viaja la mente es de papel impreso y encuadernado: es un libro abierto.
Conozco a uno de estos vendedores de alfombras mágicas, se llama Vicente Pina y no se esconde en una lámpara sino que atiende con sabiduría y entusiasmo a quien entra en su Librería CODEX. Tiene suerte Orihuela de contar con un librero de raza como él.
1 comentario:
Y tiene también suerte Orihuela, de contar con la presencia en uno de sus centros docentes, de una singular profesora que nos escribe para deleite nuestro.
Y tuvo también la suerte de ver nacer , ante todo, a una buena persona, que algunos llamamos poeta y otros dejaron morir en venganza por no se sabe bien qué odio generado, derivado en guerra civil.
En una Tierra de luto perenne como sus aguas fluviales oscuras y putrefactas. Sí, si Miguel levantara la cabeza nos diría verdades como puños y moriría de nuevo por nosotros y nosotras ... sin huir cobardemente como otros y otras hicieron.
Gracias, Vicente y Rosa, por estar aquí.
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